jueves, 10 de enero de 2008

La Tercera Edad


La Tercera Edad. Envejecientes
Merecer la vida no es callar y consentir,Tantas injusticias repetidas…¡Es una virtud, es dignidad!Y es la actitud de identidad, ¡más definida!Eso de durar y transcurrirNo nos da derecho a presumir.Porque no es lo mismo que vivir….¡Honrar la vida!La Psicología Social, en los últimos años ha hecho del envejecimiento uno de sus campos de investigación.A la vista del creciente número de personas mayores de la sociedad, originados por una mayor esperanza de vida y por el descenso de la natalidad en los países avanzados, ha cambiado la relación entre las distintas generaciones y la comprensión de sus respectivos roles. Del mismo modo que los jóvenes redefinen sus roles y su papel en la sociedad, la Tercera Edad empieza a reivindicar nuevas funciones con más fuerza que en el pasado.
La Tercera Edad es un desafío para todos, indica la preocupación de poder cambiar las representaciones sociales construidas dentro de marcos conceptúales aún vigentes, dónde llegar a esta instancia de la vida no debería ser : “sentirse inútil”, “no tenido en cuenta”, “no saber nada” “desvalorizado” y “discriminado”.Esto lleva a una actitud de prejuicios de la sociedad toda, al momento de hablar de salud y de calidad de vida.
Cuando en realidad la vivencia y experiencia de los años vividos les da la posibilidad de expresar nuevas formas de enfrentar la vida, nuevas formas de pensar, nuevas formas de sentir.Nuestra cultura occidental destaca, a diferencia de la oriental, la juventud apoyándola sobre valores ancestrales.
La necesidad de aprender a envejecer con calidad de vida, emerge de estudios realizados desde una problemática de carencias de afectos, de aislamiento, de exclusión familiar en algunos casos. El proceso de evolución, de crecimiento, de envejecer es tomar conciencia de lo que pasa en el.
Se hace necesario hablar del tema, no solo en el ámbito familiar sino también escolar, pudiendo resignificar el concepto de vejez por el cual inexorablemente transita el ser humano y reafirmar su autoestima, cuando sus capacidades psicológicas comienzan a perder vitalidad.
Pero también buscar estrategias desde los aportes interdisciplinarios que permitan ir modificando el imaginario social, en relación a las representaciones erróneas en torno al envejecimiento para una mejor adaptación a un mundo cambiante.
Desempeñar un lugar, desde la Psicología Social, es crear espacios para posibilitar la interacción de las personas pertenecientes a la Tercera Edad, de acuerdo a sus necesidades. Estas necesidades emergen de los grupos y están relacionados con los tiempos de crisis que se atraviesan.
Los Talleres para la Tercera Edad, crean un lugar de pertenencia, un lugar de encontrarse con sus pares, para intercambiar vivencias y opiniones, y se constituyen en espacios de salud, puesto que la vejez, es un momento propicio para revitalizar o crear vínculos de amistad, compañerismos, solidaridad con otros.Se considera la recreación como una herramienta valiosa para alcanzar objetivos concretos que permitan aunar diversión, creatividad y aprendizaje.
Las personas mayores siguen en condiciones de disfrutar de los placeres de la vida, necesitan, como en todas las etapas vitales, estímulos intelectuales, afectivos y físicos, y quieren seguir perteneciendo a la sociedad de la que forman parte. La Tercera Edad no es sinónimo de enfermedad ni de pasividad.
Es por lo expuesto que la necesidad de realizar Talleres, como factor referencial de inducirlos a un cambio en su calidad de vida, es una posibilidad, para que se sientan insertos en la sociedad junto a sus pares, creando un espacio de integración y contención.Sin embargo son pocos quienes están informados de la existencia de estas necesidades existenciales para quienes representan nuestra cultura, nuestra historia.
Por último, la edad no determinaría el estado de salud sino que éste, más bien, se relaciona con factores socioculturales y estilos de comportamiento.
En este sentido no existe una única manera de vivir la vejez sino diferentes estilos de vida, dependientes de la particular constitución subjetiva y de la modalidad de relación con el medio ambiente inmediato y mediato.
Para un buen envejecer es factor esencial: Honrar la Vida.

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